La tercera es la vencida o guerra épica en drogas contra el bicho

(esto fue redactado durante el capítulo final de mi experiencia cercana a la muerte)

Me siento más que dispuesto para ganar la guerra.
Les cuento lo que ya varios saben y lo que varios otros han estado preguntando pero no me he dignado a responder (no me había podido llevar com gana a la computadora para hacerlo). Resulta que mi test en FaceBook sobre que mi edad real es 9 es mucho más atinado de lo que parece. De alguna manera, logré obtener un cuadro infeccioso que estadísticamente ataca a los niños entre 7 y 12 años. En realidad la razón no es tan importante, en mi opinión, me interesa más saber como terminar esta tortura que ha sido, sin duda, en el top 5 de dolores físicos que he vivido en mi corta existencia.

La histora en corto va así: desperte hace unos días con dolor de cabeza y se lo adjudicamos a la cruda, aún si a mi no me da dolor de cabeza en la cruda. Luego pensamos que estaba regresando nuestra querida migraña. Después de una noche de fiebre a todo lo que da, me levanté y me sentí mejor. Ya saben cómo los workoholicos nos sentimos mágicamente bien cuando ya vamos a una reunión de trabajo o a la oficina. Comí con E. Weno, yo diría que ella comió conmigo porque yo claramente veía lucesitas de colores volando por la mesa y no me lograba concentrar por continuos escalofríos. Así es como llegue al hospital, ya automedicado, arrastrando (literalmente porque ningún pinche negocio en la Condesa-Roma me quiso cambiar mi billete de 100 para tomar un taxi, así que a caminar chiquitos).

El veredicto hospitalario: Otitis externa y argoamigdalitis aguda. Me dijo que cómo logré dejarlo llegar a este punto. Por más que le expliqué que había sido en menos de 24 horas, me tiró de a loco. Me mandó muchos hartos medicamentos. Me jui hasta la farmacia caminando (ya no me arrastraba porque me inyectó y yo sentía que el mundo era color de rosa). En la farmacia, me desfalcaron con todo lo que pudieron y me bajaron casi la quincena completa. Luego me fui a mi casa, ya estaba endrogado así que quizás lo mejor era tambiñen estar drogado...?

Un par de días en cama me devolvieron mis ojitos sin ojeras como no los han visto jamás. Pero el aburrimiento estaba a punto de matar al gato, mi cerebro y al vecindario entero. Por eso, cuando me sentí mejor (hoy) me jui a la oficina. Nada bueno, les quiero decir. Al par de horas literalmente me mandaron de regreso a mi casa porque aparentemente la mágica desaparición de las ojeras había sido sólo un truco barato y estaba más palido de lo que mi tez lo debe permitir. Vine a dormir unas horas. Luego regresé a la oficina (ya encontraron el punto flaco de vivir a dos cuadras de la oficina?). Hice un par de llamadas y la cabeza me daba vueltas y explotaba. Salí corriendo a mi casa.

Dormí un par de horas y desperté, nuevamente, con la fiebre más alta de la historia. Con la garganta inaguantable aunque fuese para salivar, con el cuerpo cortado y con unas náuses que no les cuento (otro punto positivo, ya que estamos en eso, es que es la dieta de sus sueños!). Me decidií que me sentía tan mal como el primer día o peor, por lo que fui al hospital de nuevo. La sonrisa entrecortada con los ojitos de perro enfermo fue más que exitoso entre las enfermeras del hospital. Ya me dan dulcecitos gratis (recordemos que tengo la infección de un niño de 12), me dejan pasar sin hacer la cola larga del prole y hoy ni me cobraron! (Weno también me salí de refilón y buena gana para que no me pelaran mucho jo jo).

En esta visita, la doctora me dijo que seguramente ya había tenido el mismo cuadro y que mi cuerpo ya estaba acostumbrado al antibiótico. Que el virus ya se sabía ese de memoria, le daba hueva, que nos matábamos los dos de aburrimiento por dos días y no hacíamos nada productivo. Osea, que el bicho había adquirido resistencia. Le hablamos a mi santa madre por el teléfono quien inmediatamente confirmó nuestras sospechas sospechosistas (estoy drogado, pasenmela). Le dije a la doc que me diera algo juerte juerte, porque no podía seguir en este suplicio. Me mando unas inyecciones y me dijo, comprate la primera aquí en la farmacia y te la ponesmo aquí. Ahí va su servilleta a comprar lo que resultó ser la puta ampolleta más cara que he comprado en mi vida! Otra quincena. Otra vez me drogué y endrogué.

Así es que regresé a casita, con un humor rosa de aquellos, pues nada me dolía y todo daba vueltas de forma agradable. No despreciable como en los últimos días. Me recetaron 4 más de las mismas, más las drogas que ya llevaba antes. Es decir, me retiro oficialmente de mandar correos después de este porque estaré más drogado que nunca. En el entretanto, pues el puto virus ganó las primeras dos batallas.... pero prepárata puto bicho, que la guerra la gano sho! Y aquí voy al ataque... grgrgrgr (muchos gritos random en el fondo y sonido de lanzas y espadas chocando).

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